lunes, 17 de agosto de 2020

17 de agosto - Homenaje al General San Martín

     

Hoy 17 de agosto se cumplen 170 años de la muerte de don José de San Martín, el Libertador de América.

 El prócer máximo argentino y libertador de la Argentina, Chile y Perú falleció el 17 de agosto de 1850, en su casa de Boulogne-sur Mer (Francia), rodeado de sus seres queridos. Sus restos fueron repatriados en 1880 y actualmente descansan en un mausoleo construido dentro de la Capilla Nuestra Señora de la Paz.

José de San Martín fue militar y político, preocupado por su Pueblo. Participó en la organización del Ejército que liberó el sur de América, y cuando le tocó ser Gobernador de Cuyo, favoreció la industria y el comercio local, en medio de la organización del Cruce de Los Andes.

Comenzó su carrera militar en España, pero al enterarse de los hechos de mayo de 1810, decidió pedir el retiro del ejército español para poner sus conocimientos y experiencia al servicio de la naciente revolución americana. Había tomado contacto en España con círculos liberales y revolucionarios que veían con simpatía la lucha por la emancipación americana.

Una vez en América, se dedicó a la organización de los ejércitos libertadores (primero los Granaderos, luego el Ejército de Los Andes), pero también participó activamente en la política local, como en la formación del Segundo Triunvirato y en la Gobernación de Cuyo.

San Martín luchó por la liberación y unificación de varios países, construyó junto a Bolívar la libertad de sus compatriotas y respetó a los pueblos originarios, intervencionista en economía, como lo demostró en Perú; y hasta expropiador, como lo demostró en Cuyo.

Pero más allá de su gesta libertadora, San Martín es una pieza fundamental en la construcción de nuestra identidad nacional

A partir de su célebre figura y heroico proceder, se construye esa gran narración que nos explica como país, que nos conforma como comunidad y que debemos pensar y reconsiderar en nuestro camino hacia una patria justa, libre y soberana.

La figura del General Don José de San Martín, representa, entre otros símbolos, el coraje, el compromiso, la valentía, la libertad e independencia alcanzada por regiones de Latinoamérica antes dominadas política y económicamente por España y otros países colonialistas como Portugal e Inglaterra.

San Martín vive en el corazón de su pueblo. En Argentina se lo reconoce como el “Padre de la Patria”. En Perú, se lo recuerda con los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, “Fundador de la República” y “Generalísimo de las Armas”. En Chile su ejército lo ha destacado con el grado de Capitán General.

Es el argentino más amado por todos.

Qué bien que nos vendría ahora ese San Martín convencido de que la educación era la forma más profunda de soberanía. Decía que la educación era más poderosa que un ejército para defender la independencia.

Es que San Martín era un militar y un guerrero de una capacidad extraordinaria. Pero también un demócrata cabal. El principal lema de la Logia Lautaro que él redactó dice textualmente: “No reconocerás como gobierno legítimo de la patria sino a aquel que haya sido elegido por la viva y espontánea voluntad del pueblo”.

En una carta que le mandó al caudillo santafesino Estanislao López que convendría leer en voz alta a nuestros hijos un par de veces al año le dice: “Divididos seremos esclavos”. Justo hoy que estamos tan enfrentados, tan fragmentados como sociedad.

Hay muchas formas de intentar definirlo en pocas palabras. El Gran Capitán, el Libertador de América o El santo de la espada.

Por lejos es el argentino más grande de todos los tiempos.

Es sin duda, el padre de la Patria. 

Por eso hoy lo necesitamos más que nunca.

¡Qué bien que nos vendría en estos tiempos de cólera su sabiduría y su coraje patriótico!

Qué bien que nos vendría que bajara del bronce o se escapara de los libros para darnos cátedra de cómo ser un buen argentino.

Porque todavía lo necesitamos para recuperar la confianza en nosotros mismos. Para reafirmar nuestra identidad y para que siga sembrando utopías libertarias en el seno de nuestro pueblo y por todos los rincones de nuestra bendita Argentina.

Para que nos siga iluminando aún en los momentos más oscuros.

Es el padre de la patria y nosotros, sus hijos.

 

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